jueves, 10 de marzo de 2011

10 claves



[3]  La autonomía del paciente y el derecho a la 
toma de decisiones tras el consentimiento 
informado





La aplicación de forma genérica del derecho del paciente a que sean  
respetados sus deseos, se trataría de un principio básico y correcto. 
Sin embargo, la preponderancia de este principio sin establecer 
ningún tipo de valoración ética del mismo, puede ser altamente 
perjudicial para el propio paciente, de ahí la importancia de fijar los 
límites de la autonomía en la toma de decisiones. Por ejemplo, en el 
caso de un paciente con cáncer de próstata tratado localmente con 
radioterapia presenta también metástasis en huesos y cerebro y el 
paciente rechaza la quimioterapia propuesta, y exige una cirugía no 
indicada, invocando el principio de autonomía por encima de todo. 
La aceptación de ese deseo llevaría a provocar, con una alta 
probabilidad, complicaciones del procedimiento sin ningún 
beneficio esperable según la evidencia científica, al no ser el 
tratamiento necesario, ya que el cáncer no se encuentra en un 
estado curable mediante cirugía.
La autonomía debe ir siempre de la mano de la 
profesionalidad, la buena práctica médica y la responsabilidad de 
los profesionales sanitarios. Cualquier ley que enfrente a ambos 
(pacientes y profesionales) está haciendo un grave daño al propio 
paciente y a la sociedad

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