jueves, 9 de octubre de 2008

El progresismo manchado de sangre

Hago una relación de artículos que nos esclarecen lo que se persigue con la progresía que defiende el socialismo actual:

Palpar es un verbo completamente regular: yo palpo, tú palpas, él palpa... Ante tan cálido verbo, Juan Manuel de Prada no se puede aguantar: “…si palpas mucho, sales con las manos tintas de sangre. Los socialistas apuestan por una «reforma vanguardista» de la ley del aborto que «garantice la seguridad jurídica de las mujeres que deciden abortar» y su «derecho a decidir». Desde luego, Hannibal Lecter no hubiese formulado una apología más refinadamente eufemística del canibalismo que la que los socialistas nos ofrecen sobre el aborto. A abortar a mansalva, sin más impedimento que la fijación de un plazo arbitrario de gestación, lo llaman «reforma vanguardista»; a la impunidad del delincuente la bautizan «garantizar la seguridad jurídica»; a un delito tipificado lo denominan, en el colmo de la socarronería, «derecho a decidir». Hay que tener, desde luego, una jeta como la de Leatherface, el virtuoso de la sierra eléctrica en La matanza de Texas, para adulterar el lenguaje de un modo tan burdo y feroz.” (ABC, 7-VII-2008)

¿A eso se llama progresismo? José Luis Requero, Vocal del Consejo General del Poder Judicial, dice: “Habría que preguntarse si la quintaesencia del progresismo es que una madre mate al hijo que espera y, a partir de esto, ¿qué será más progresista? ¿Hacerlo por decapitación, por desmembración o por inyección salina?” (La Razón, 28-I-2008)

Más claro no se puede decir y de eso se trata. No es cuestión de derechas o de izquierdas, sino de respetar la vida del hijo que se espera, o de matarlo de un modo más o menos sofisticado. El psiquiatra Luis Rodríguez Rojas, que se define de izquierdas, habla también de modo tumbativo: “Seamos sinceros, ¿cómo es posible que grupos de tendencia progresista que tanto bien han hecho en nuestra sociedad apoyando valores como la democracia, la solidaridad, el pacifismo, la lucha contra la violencia doméstica, la ecología, los derechos humanos o la abolición de la pena de muerte, luego sean capaces de no darse cuenta de que el aborto es uno de los males que más daños producen a las mujeres de nuestro país? (…) Esta mañana paseando por la Facultad de Medicina de nuestra querida Universidad he leído un cartel que rezaba así: Porque somos de izquierdas no al aborto. Nunca pude estar más de acuerdo con una afirmación.” (El Ideal de Granada, 2-II-2008)