viernes, 5 de octubre de 2007

Los colegios. Una tierra generosa abonada con personas magnánimas


Carta recibida el 7 de abril de 1999
Muestro la carta que me envió a primeros del ’99 Manuel Viera. El que fuera primer director de la promotora de la Universidad de Piura y posteriormente el vicepresidente ejecutivo de los colegios de Aplicación de dicha universidad:
Estimado Juan Luis:

Hace tiempo que quería contestar a tus varias misivas...
Desde octubre del año pasado, después de un curso con la Dra. Rocio Chirinos, hemos trabajado muy duro y parejo en rehacer nuestro Plan Educativo de un modo más orgánico. Se ha puesto a trabajar a los cuatro colegios; ha habido mucha integración; ya podemos hablar de Sistema Educativo de los colegios de Aplicación. Tenemos planteado presentar esto oficialmente a los padres el próximo año con motivo de los DIEZ años de los dos primeros colegios.

Ya tenemos 16 master en Educación en todo el sistema y este año habrá tres que estudiarán la maestría en Psicopedagogía

Este año estamos dando un impulso al deporte y a los talleres en todos los colegios. Todos tendrán los martes y jueves un horario de 7.45 a.m. a 3.40 p.m., que incluye en las tardes estas dos actividades...

Desde el año pasado vengo trabajando con un grupo de doce matrimonios para prepararlos y hacer que ellos den orientación familiar en los colegios. Están estudiando duro. He traído a EdgardTejada, Henrry Bullard y a Consulelo del Aguila para capacitarlos; y, últimamente me estoy apoyando mucho en la Dra. Genara Castillo que realmente es excelente como profesora de Educación Familiar.

Estoy trabajando con Reynaldo y Alan Patroni con los preceptores.

Como sabes este año la Udep cumple 30 años y el Rector me ha pedido que los padres de los colegios de Turicará y Vallesol estén presentes en en la Ceremonia de Graduación en los Jardines del Campus.

Bueno, por ahora esta es la visión panorámica de cómo van los colegios...

Un fuerte abrazo:

Ing. Manuel Viera



He querido empezar este capítulo con esta carta por el significado de “lo permanente ante lo efímero”. Ha sido todo tan rápido desde los comienzos , cuando en 1989 Dante y yo íbamos a Lima para aprender del Colegio Alpamayo para crear un colegio en Piura, más bien dos en Piura y cuatro entre Piura y Chiclayo que hay actualmente.
Con la candidez y el entusiasmo de saber que se estaba gestando un “empresa” importante por la repercusión en las familias y por tanto en la célula de la sociedad piurana, chiclayana y peruana de forma global, iniciamos esta aventura. Las fechas rondan alrededor de enero y febrero de 1990.
Se formaron Comités: de Promoción, de Selección de personal (directivos, profesores y personal no docente), Académico y económico. La Universidad prestó su apoyo en las personas del Rector, Gerente, Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación, Jefe de los Laboratorios de Artes Gráficas, etc.
Los padres de los futuros alumnos se incorporaron a la tarea con su tiempo, iniciativas y dinero. Nos reuníamos en la Biblioteca de la CUM (Centro universitario médico). Se instaló la Oficina de Inscripción con una secretaria. Paralelamente Jorge González me ayudó a recorrer la ciudad en busca de un local provisional adecuado. En el centro de la ciudad fueron descartándose por no reunir las condiciones del Perfil educativo que deseábamos.
En la facultad de Ciencias de la Educación, mientras, ponían los cimientos del Proyecto educativo de los colegios, que se empezaron a llamar de Aplicación. Al vez que se seleccionaban los profesores de acuerdo a las características de la educación que se quería impartir: integral, personalizada..., basada en los principios cristianos de la vida.
Todos los días se contaban las nuevas inscripciones. El comité de Promoción formado fundamentalmente por madres, antiguas alumnas de la Universidad y otras que compartían los principios del ideario de los futuros colegios. La educación se impartiría para niñas y varones separadamente. Habría por tanto dos colegios. Se buscaron nombres, donde todos participamos; es de resaltar el apoyo que tuvimos en el Padre Esteban Piug con sus nombres. Seleccionamos de entre diez, más o menos, Vallesol, para niñas, y Turicará para niños.
Conseguimos un local en la Prolongación Grau, principal arteria junto con Sánchez Cerro, de Piura. Había sido sede del Rectorado de la Universidad Nacional, Instituto de Inglés..; originalmente fueron locales donde se almacenaba el algodón. Había que adaptar el local para las aulas y las dependencias de administración. Era una remodelación que tuvo multitud de anécdotas: mezcladas con la ilusión que daba la empresa emprendida. A falta de dos días empezaron a aparecer los padres para ver cómo iba a quedar el colegio. Sorprendidos comprobaban que no se veía más que movimiento de obreros por todas partes que impedía ver el estado de las obras; eso si, tenían claro al salir que no estaría para la inauguración oficial de 16 de abril del ’90.
Con el constructor, a falta de un día, fuimos a recoger el escudo a la Universidad. Aprovechamos para traernos unas farolas y la puerta de la calle. Esa noche la pasamos en el local comprobando los acabados: pintura, electricidad, barnizados. Llegaron los pupitres escalonadamente durante toda la noche.
La mañana del 16 fue toda una demostración de fe. Estábamos con un aspecto doblemente alegre: uno por lo conseguido después de tanto esfuerzo; y otro, con la satisfacción de la entrada de los padres, profesores, alumnos, personal no docente, señoras de limpieza,…