sábado, 19 de abril de 2008

Coherencia en la política familiar

¡El gobierno de la comunidad de Madrid debe rectificar!

Y lo debe hacer ante la decisión de la Comunidad de Madrid para que los establecimientos puedan abrir 24 horas al día.
La comunidad de Madrid, que en otros campos tiene políticas excelentes, como cuando promueve la conciliación, debería tener la inteligencia práctica y la sensibilidad social para dar marcha atrás a una iniciativa que tendrá profundos efectos negativos a medio y largo plazo.

El que una medida política se califique de conservadora, liberal, socialdemócrata o socialista no dice nada sobre la naturaleza del juicio cristiano que sobre la misma podemos emitir. Será solo la valoración de la cosa en sí misma desde la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia que nos permitirá discernir el juicio sobre ella.

Vaya esta reflexión inicial a cuenta de lo que viene, que no es ni mucho menos anecdótico, sino que se inscribe en la escasa sensibilidad de los partidos políticos españoles por todo aquello que tiene que ver con las instituciones fundadoras de la sociedad, y el valor que toma en ellas toda y cada una de las personas.

Esta medida es presentada como un paradigma liberal favorable a la actividad económica y propulsora de la capacidad de iniciativa.

Debe haber un mínimo de COHERENCIA:

Hay que decir sin ambages que es una decisión muy negativa. Es imposible promover cuestiones de este tipo y al mismo tiempo subvencionar actividades teóricas dirigidas a la conciliación de la vida familiar y laboral. Una y otra cuestión son incompatibles. No es válido encender una vela a Dios y otra al diablo.

El horario ininterrumpido de 24 horas hace todavía más difícil la vida familiar.

Cuando al trabajador o trabajadora no le corresponda un turno central, dentro de lo que es el grueso de los horarios laborales de nuestra sociedad, va a tener una vida muy desconectada de su familia, bien porque se levantará mucho más temprano, bien porque llegará a su casa y se acostará muchísimo más tarde.

Es desde todos los puntos de vista una medida antisocial porque resulta contraria a dos puntos fundamentales para las instituciones insustituibles socialmente valiosas, como son el matrimonio, la paternidad, la maternidad y la filiación.

Por una parte daña el capital humano que forman el hombre y la mujer en el matrimonio al desconectar gravemente el horario de uno y el otro. También daña al capital humano básico como es la capacidad educadora en relación a los hijos.

Está demostrado que dicha función solo se puede ejercer bien cuando se dedican las denominadas “horas de calidad” y éstas, en nuestro país en concreto se sitúan a partir de las 18 h, ligadas por consiguiente al fin de la jornada escolar. Cuanto más tarde y más se aparte de esta señal temporal, más limitada será la función educadora.

Todo esto al mismo tiempo afecta a la generación del capital social de la familia que es su único productor primario. Después otras instituciones, la escuela, las asociaciones, las confesiones religiosas, multiplicarán positivamente o no esta aportación inicial del núcleo familiar, pero la materia prima solo puede generarla ella.

La libertad absoluta de horarios tiene un efecto, asimismo negativo en la tasa de natalidad, lo cual resulta grave para un país como el nuestro que tiene en este punto el principal peligro para su futuro.

La libertad de horarios también daña al pequeño comercio, que funciona básicamente como una organización económica familiar, donde una parte o todos sus miembros comparten una tarea común, y son portadores de una determinada calidad urbana y, necesario es subrayarlo, de capital social para las grandes urbes.

Desde como mínimo 1964, cuando Jane Jacobs escribió “Vida y Muerte de las Grandes Ciudades” resulta sabido el papel así mismo insustituible del pequeño comercio para dotar de capital social a los barrios y las urbes.


FUENTE: Forum libertas

jueves, 17 de abril de 2008

Volver al redil es posible

Este artículo, de Enrique Monasterio, me lo he reenviado o direccionado hacia mi Blog para que lo lea quien no tenga la oportunidad de verlo. Ahí va:

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Venía por la misma acera, y no tardó ni un segundo en reconocerme. A mí me costó algo más, ya que Patricia lucía pintura de guerra, uniforme de cuero y arandelas metálicas claveteadas por todas las partes visibles de su organismo.

(Como es sabido, algunas adolescentes –sólo algunas–, cuando se arreglan, no pretenden ponerse guapas, sino meter miedo a los adultos, sobre todo a sus propios padres, y, de paso, acallar con un disfraz belicoso los angustiosos complejos estéticos que padecen. Me temo que éste era el caso.)

— ¡Patricia!, ¡qué sorpresa!

A través de la pintura creí descubrir indicios de rubor. Me saludó la mar de cariñosa, pero sólo a duras penas accedió a entrar conmigo en el Colegio

— Un momento nada más, porque tengo prisa y estoy superagobiada.

Ya en el vestíbulo empezó a hacer pucheros.

— ¿No te irás a emocionar ahora?

— Es que soy tonta… Además era todo tan bonito. Cuando estábamos aquí con el uniforme, y cantábamos a la Virgen en el patio… Y yo era tan ingenua y tan boba.

Las lágrimas habían empezado a destrozarle el sólido estucado del cutis.

— Tampoco ha pasado tanto tiempo. Total…

— Sí, pero vivíamos en una burbuja. La vida real es diferente. Aquí todas están en las nubes.

— ¿Tú crees?

— Sí. Es bonito vivir así. Pero esto es irreal. Usted debería saberlo…

Cuando la belleza y la bondad son "ingenuidad" Tomó carrerilla, y con la lágrima puesta, habló un largo rato entre húmedos titubeos y confusos acelerones.

¿Por qué será que, cuando nos referimos a lo cutre, a lo sucio o incluso a lo pecaminoso, suponemos que eso y sólo eso es lo real; que la virtud, la pureza y la gracia de Dios no pertenecen a este mundo? Patricia sostenía esta tesis tantas veces oída, y me acusaba de vivir en una burbuja. Repitió la palabra cuatro o cinco veces, como si la tuviese bien aprendida: el colegio era una burbuja, ¿la Iglesia?, otra burbuja… Y las pláticas, los sacramentos. Y la alegría de aquellos años: todo falso, todo burbujas.

C. S. Lewis, en las "Cartas del diablo a su sobrino", pone en boca del demonio una serie de consejos dedicados a un tentador inexperto; y entre ellos le insta a inculcar en el cacumen de su paciente precisamente esta idea: que sólo son reales los aspectos más tristes y desgraciados de la existencia humana: los muertos en la guerra, la sangre, el odio, el egoísmo, la lujuria, la fealdad, la pobreza…, ¡esa es la realidad!, mientras que el amor, la generosidad, la santidad, la oración, la belleza, la alegría…, son alucinaciones, sentimientos pasajeros…, o una mera neblina intelectual que esconde quién sabe qué oscuros motivos, probablemente asquerosos.

Tengo la impresión de que el diagnóstico de Lewis es exacto: sí, hay un diablo pragmático y realista, encargado de amargarnos la existencia cada vez que uno se deja llevar por la "tentación" de la belleza, de la compasión o de la verdad. Suya es esa voz que, invariablemente, nos sugiere:

— No seas ingenuo; pon los pies en el suelo, aterriza, tío, que la vida es otra cosa; quítate la venda de los ojos, que se te ha ido la olla. Las cosas no funcionan así…

Porque la burbuja real Escuchando a Patricia y su teoría de la burbuja, dudaba si decirle estas cosas o si era mejor oírla en silencio para que se desahogase.

Me decidí por lo último, pero tomé nota mentalmente para escribir unas líneas con la esperanza de que las lea, y se reconozca. Aunque, pensándolo mejor, probablemente le mande este artículo por correo, sustituyendo el nombre falso de Patricia por el suyo auténtico. Y para concluir, le diré que no sea tonta, que vuelva a su añorada burbuja, ya que, al contrario de lo que le sugiere el Tentador, ella es bastante mejor persona de lo que imagina, y pertenece a otro mundo infinitamente más verdadero y consistente. Trataré de recordarle que Dios es mucho más real que toda la mugre que los hombres hemos sido capaces de generar en el Planeta; y que, aunque hubiese mil ríos contaminados, no por eso renunciaríamos a buscar manantiales de agua limpia. Envenenarse en nombre del realismo no es la solución.

Y si viene a verme, le contaré otra vez la parábola de aquel hijo pródigo que se escapó de casa y acabó suspirando por las algarrobas que comían los cerdos. Es probable que también él pensara que aquello era lo real y que su padre vivía en una burbuja.

— ¿Y usted cree que volverá Patricia?

— Si te digo que sí, ¿me acusarás de poner un final feliz sólo para que no se me pinche la burbuja?

martes, 15 de abril de 2008

Educación, Familia y electoralismo

FUENTE: Semanario Alba

Escuela pública por obligación
Alrededor de 700.000 alumnos se quedan cada año sin entrar en un colegio concertado solicitado por sus padres. La razón: falta de plazas. Y cada año, los padres recurren a todas las artimañas posibles para reunir los puntos que rigen los criterios de admisión, con tal de que sus hijos estudien en el centro elegido, en su mayoría, de ideario católico. Las familias buscan en la escuela concertada calidad, disciplina y valores, algo que, hoy por hoy, no ofrece la pública.

La familia necesita tiempo
La culpa no es sólo del dinero. El descenso de la natalidad tiene como principal causa la falta de tiempo para dedicarlo a la familia. Los expertos aseguran que las jornadas interminables de trabajo perjudican a la familia y no significan mayor productividad para la empresa.

2.500 euros: ¿apuesta por la familia o electoralismo?
Zapatero aprovechó el discurso sobre el estado de la nación para anunciar una ayuda de 2.500 euros por hijo nacido. La medida ha causado sorpresa, más aún viniendo del Ejecutivo que sacó adelante el ‘divorcio exprés’ y la ley del ‘matrimonio’ homosexual. Pero, de cara a las elecciones, ¿podrán cambiar 2.500 euros por hijo la política antifamiliar de Zapatero?

domingo, 13 de abril de 2008

Peticiones al nuevo gobierno de ZP

Acabar con el fraude de ley en la práctica de abortos, el apoyo a la mujer embarazada, el diálogo social y la eliminación de EpC son las principales reivindicaciones que el Foro Español de la Familia presenta a los ministros del "nuevo" gabinete Rodríguez.

REDACCIÓN HO.- El Foro Español de la Familia, tras haberse dado aconocer la composición del nuevo gobierno para esta legislatura, ha presentado sus peticiones para los ministros implicados en materia de familia, vida y educación, a través de un comunicado difundido por su gabinete de comunicación.

Las peticiones que el Foro de la Familia formula a los titulares de los ministerios de Educación, Sanidad, Justicia, Trabajo y al mismo presidente del Gobierno son las siguientes:

A la ministra de Educación. El Foro de la Familia considera razonable esperar que la ministra Mercedes Cabrera, aprovechando el comienzo de la legislatura y la nueva mayoría parlamentaria del PSOE, así como la propuesta de consenso y pactos hecha por Zapatero en el debate de investidura, renuncie a la confrontación total con las familias españolas que están planteado objeción de conciencia frente a la asignatura Educación para la Ciudadanía. Para ello, pide a Cabrera que abra un proceso de diálogo sincero para consensuar la supresión de la citada asignatura o bien un cambio en sus objetivos y contenidos para hacerla respetuosa con los derechos constitucionales de los padres y con la libertad ideológica y religiosa propia de un país democrático.
A los ministros de Sanidad y de Justicia. El FEF les solicita que aprueben y adopten las normas y medidas necesarias para poner fin al escandaloso fraude de ley existente en España en la aplicación de "la ley del aborto" y para garantizar que toda mujer embarazada en situación problemática recibirá información y asesoramiento detallados sobre los riesgos y consecuencias del aborto y sobre las alternativas y ayudas existentes para solucionar o al menos paliar sus problemas.
Al nuevo ministro de Trabajo. El Foro le solicita que se esfuerce en introducir la perspectiva de familia en todas las políticas públicas y normas jurídicas que se aprueban en el Consejo de Ministros, trasladando a sus colegas las necesidades de la familia en el ámbito de las políticas sectoriales de cada ministerio.
Al presidente del Gobierno. El Foro Español de la Familia le reclama que ponga fin a la total falta de diálogo y atención a las organizaciones representativas de la familia que ha caracterizado a su gobierno en la pasada legislatura y que promueva, junto a sus anunciadas iniciativas de pactos en materia de terrorismo, justicia, economía, etc., un pacto de Estado por la Educación, al que puedan sumarse los principales partidos políticos y las fuerzas sociales representativas de la familia, la escuela y los profesores.