martes, 22 de diciembre de 2009

Un ejemplo de coherencia que deja en "entredicho" a los políticos incoherentes



Tenemos la obligación de acabar con el aborto aunque en el camino perdamos una empresa”
Esta es la historia de un empresario al que la Junta de Andalucía arruinó por oponerse al aborto. Su defensa del derecho a vivir provocó que la administración socialista le declarara enemigo público.

REDACCION HO.- La historia en defensa de la vida de Juan Sánchez es inseparable de su historia personal y profesional, porque este empresario jienense supo convertir el tópico en realidad: en plena crisis económica levantó una empresa que terminó liderando el mercado. Y ahí empezaron sus problemas.

¿Cómo se convirtió usted en empresario?

Puede echar un vistazo en http://www.astraea.es/ y pinchar en "La empresa". Ahí se cuenta su historia. En pocas palabras, mi empresa era el típico ejemplo yanqui de empresa que nace en un garaje sin dinero, y acaba convirtiéndose en un referente.

En España, en 1994, nadie fabricaba yates de vela. Todos se importaban de Francia. Yo, por aquel entonces, me dedicaba a viajar de un lado a otro haciendo centros comerciales, pero llegó un momento en el que quise establecerme en un lugar fijo.

Como estábamos en plena crisis, y no era fácil encontrar trabajo, decidí montar mi propio negocio. Bien es cierto que me podía haber dado por cualquier otra cosa más "normal" para un tipo de Jaén como yo, pero el caso es que un día fui a comprar una cuba para el tractor, y me di cuenta, ¡por increíble que parezca!, que se fabricaban con la misma tecnología que los yates. Y entre que buscaba montar un negocio propio, y en Jaén había tecnología para fabricar yates, pues nada ¡a hacerle la competencia a los gabachos! Y el caso es que salió bien, y Astraea entró en el siglo XXI con la mayor cuota de mercado de su segmento, ganando la Copa del Rey, el Campeonato nacional de Alemania...

Y entonces la Junta andaluza le echó el ojo... Juan Sánchez (izquierda) junto a Gaspar Zarrías, ex vicepresidente de la Junta de Andalucía

Al principio de montar mi empresa, me puse en contacto con los diversos organismos de la Junta, encargados de ayudar y subvencionar la creación de empresas. Se reían de mí cuando les contaba que quería montar un astillero en Jaén.

Lo monté, y pronto empezamos a ser conocidos, no sólo en el mundillo náutico, sino también en los círculos industriales y empresariales españoles, pues Astraea pronto empezó a ganar multitud de premios empresariales.

Ello hizo que a través de Inverjaén, sociedad de capital-riesgo de la Junta, me ofreciesen formar parte de la sociedad a fin de convertirla en un gran astillero a nivel internacional. Ellos se encargarían de la dirección empresarial, pues aseguraban ser auténticos expertos en la materia, y yo de la producción y comercialización.

Pero pronto el tiempo reveló que todo el interés que tenían, no era más que el aparecer la Junta en los medios de comunicación hablando de lo bien que va todo gracias a ellos, que Andalucía innova, y bla,bla, bla....

¿Por qué terminó tan mal para usted su relación con la Junta?

La Junta de Andalucía, a través de Invercaria, estaba fiscalizando las irregularidades de gestión de su "filial" Inverjaén, cuando el antiguo gerente de dicha sociedad me amenazó un día con que "si hablaba", pronto la Junta dejaría de ser mi amiga, pues él ya se preocuparía de informarles sobre quién era verdaderamente yo.

Evidentemente no hice el menor caso a las amenazas, hasta que a los pocos días me llamó Tomás Pérez Sauquillo, gerente de Invercaria, para preguntarme -de parte del antiguo consejero de Industria, Francisco Vallejo- si yo era el mismo Juan Sánchez Galera que había recurrido el Estatuto de Andalucía, y que también estaba "metido en todos los líos del aborto".

Le dije que si, y desde entonces no se cumplieron las promesas de la Junta, al punto de tener que vender mi parte de la empresa. Con posterioridad, varias personas me confirmaron haber visto un dossier confeccionado en Inverjaén, a partir de recortes de prensa en los que yo aparecía. No quise hacer público nada al respecto hasta que un periodista de Libertad Digital lo difundió hace poco.

¿Cuáles eran esos "líos del aborto" en los que estaba usted metido?

Con respecto al aborto -legal, creo firmemente, y al margen de otros detalles importantes, que es, básicamente, la mayor aberración de la humanidad en toda su historia, por cuanto que supone que el estado se propone alentar y promover el acabar de forma fría y premeditada con la vida de un bebé.

Es algo, después de todos estos años, que no deja de horrorizarme, y creo que las personas que somos conscientes de esta crudísima realidad, tenemos la grave obligación de poner todos los medios a nuestro alcance para acabar cuanto antes con esta forma demoníaca de concebir al hombre y la civilización, aunque en el camino perdamos una empresa.

La empresa, antes solvente y líder en su sector, terminó arruinándose. ¿Qué hizo la Junta para alcanzar semejante "éxito"?
Era solvente, pero, sobre todo era ejemplar. ¿Qué es lo que hicieron? Nada. Esa es la mejor forma de arruinar una empresa, no hacer nada. Por no hacer, ni presentaron cuentas en registros, ni en Hacienda... Eso sí, facturaban los servicios financieros al cuádruple de precio de mercado... Facturaban viajes y servicios ficticios...Vamos, lo de siempre. Tampoco inventaron nada nuevo... El choriceo socialista de toda la vida, lo de los 100 años de honradez.

¿Cuál es la situación actual de la empresa?

La empresa está cerrada, y las 20 familias que la componían, cobrando el paro. A muchos de la Junta los han "cambiado", pero no por ello pierden sueldazo público, ni coche oficial con chófer, ni dietas....

¿Y usted?

Yo, bien. He montado otra empresa, que me va muy bien, y el tiempo libre lo dedico a intentar cerrar una empresa que se dedica a ganar dinero matando niños: Isadora. Aparte, he vuelto a escribir.

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