domingo, 24 de junio de 2012

Gracias a la prisión encontré a Jesús".


Raúl Oreste
De rico empresario a ir a la cárcel por tráfico de drogas... y agradecer a Dios por estar en prisión
"Me traicionaron y fui a la cárcel por un delito contra la salud pública. Pero no les tengo rencor. Gracias a la prisión encontré a Jesús".

Al entrar en el parque de El Retiro, en Madrid, un joven corre a saludar a Raúl. Hace años que se conocieron en un entorno que nada tiene que ver con estar al aire libre: la cárcel. La historia de Raúl Oreste es digna de un guion cinematográfico, pero, en esta ocasión, la realidad supera a la ficción. 

De rico empresario pasó a ser condenado por tráfico de drogas y perder su fortuna. De casi matar a un hombre en prisión pasó a predicar a Jesucristo entre las rejas y los muros de la cárcel. Cristo rompe las cadenas y Raúl lo sabe.

- ¿Cómo era su vida en Argentina?- Era director de banco; después fui presidente de una compañía muy grande en mi país, además, tenía empresas y me creía autosuficiente. Quien se cree autosuficiente y tiene ego y soberbia es porque se está alejando de Dios. Yo me decía: “Para qué quiero a Dios si tengo dos hijas y una mujer preciosa”. Pero mi esposa enfermó de cáncer y murió.


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Un nuevo comienzo“Cuando estás convertido, Dios te va trazando los caminos”, nos cuenta Raúl. El suyo ha estado marcado por personas que se dieron cuenta de que Cristo había hecho de él un hombre nuevo. Cáritas fue fundamental en su reinserción. Allí le proporcionaron la primera oportunidad, y con ellos sigue trabajando. Su día a día transcurre entre su trabajo en Cáritas y su labor pastoral. Desde hace 12 años, visita la cárcel periódicamente para ayudar a los presos y mostrarles que la batalla no está perdida: “Les cuento que siempre hay un motivo para vivir y que la vida está llena de grandes alegrías”. Ha publicado, además, dos libros: Un parto en la cárcel y Una luz al final del túnel.

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