Fue en Altea donde en 1935, el poeta surafricano Roy Campbell (1901-1957) completó su conversión al
catolicismo.
- Porque el sacerdote que le bautizó fue luego asesinado en
odio a la fe.
- Porque en 1936, en Toledo, vio caer mártires a sus amigos
carmelitas.
- Porque ellos le confiaron en custodia los manuscritos de San
Juan de la Cruz. Porque se jugó la vida para impedir su destrucción por
los milicianos.
- Porque tradujo al inglés con belleza aún no igualada
los versos místicos del santo.
- Porque vació su espíritu en el más
intenso poema sobre la guerra civil, Flowering Rifle.
- Porque apoyó al
bando nacional ante la amenaza que suponía el comunismo para la
civilización cristiana.
Roy Campbell conoció el Oxford de una época
literariamente irrepetible. Se vinculó a Virginia Woolf y el círculo de
Bloomsbury y se desvinculó después ante el desprecio de aquel
progresismo decadente hacia las virtudes más elementales. Su mismo
matrimonio con Mary Garman, a pesar de que se amaron sin fisuras hasta
el final, lo sufrió en sus propias carnes. Y fue amigo de C.S. Lewis,
Evelyn Waugh, TS Eliot y JRR Tolkien, quien vio representado en él uno
de sus personajes de El Señor de los Anillos: nada menos que Aragorn.
Una vida, pues, que valía la pena contar, y que la contase un biógrafo
de renombre como Joseph Pearce, rescatando para España la memoria de un
hombre que la amó hasta sus últimas consecuencias.
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