miércoles, 2 de noviembre de 2011

La Religión, al servicio de la paz

editorial Ecclesia



Escrito por Ecclesia Digital  
miércoles, 02 de noviembre de 2011
«La dimensión espiritual –ha afirmado el Papa Benedicto XVI en los 25 años del primer encuentro del espíritu de Asís– es un elemento clave en la construcción de la paz. A través de esta peregrinación única hemos tenido la capacidad de comprometernos en un diálogo fraterno, de profundizar en nuestra amistad y de encontrarnos juntos en el silencio y en la oración». Y añadió más adelante: «Debemos seguir encontrándonos, seguir unidos en esta empresa y en diálogo en la cotidiana construcción de la paz y en nuestro compromiso por un mundo mejor, un mundo en el que cada hombre y cada mujer así como cada pueblo puedan vivir en armonía con sus legítimas aspiraciones».
Image
Y es que si nada le ajeno a la Iglesia e igualmente por extensión a las Religiones, la causa de la paz y de la justicia –causa mayúscula y transversal– no les es en absoluto ni ajena ni lejana. Es más, es una prioridad inexcusable, un apremiante deber moral. Esta intuición, esta necesidad tan presente a lo largo de los años en el magisterio pontificio de los distintos Papas, se ha concretado en las últimas décadas en varias iniciativas concretas. Así, por ejemplo, en 1968 el Papa Pablo VI instituyó y fijó para el 1 de enero de cada año la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Solo el recorrido por el elenco de sus lemas y enunciados constituye ya una verdadera encíclica, un extraordinario programa y «vademécum» de lo que hay que hacer para servir la paz. Así, también por ejemplo, el 27 de octubre de 1986, el Papa Juan Pablo II convocó y presidió el primero y tan memorable encuentro interreligioso por la paz, que él mismo «reeditó», con variables en su formato y en su cita, en 1994 y en 2002.

Un cuarto de siglo después de la primera edición del llamado espíritu de Asís (ver página 38 de este mismo número de ECCLESIA), el actual Pastor Supremo de la Iglesia católica ha vuelto a convocar a los principales líderes religiosos para seguir rezando por la paz. Y la jornada del 27 de octubre de 2011 (ver también páginas 34 a 36), ha resultado magnífica y esperanzadora. Y más allá del número y significación de sus participantes –ha sido la más nutrida de todos ellas, aunque quizás haya obtenido menor repercusión mediática que las anteriores–, iniciativas como esta, tan repleta de contenidos y de signos, nos marcan el camino a seguir y nos precisan, gracias ante todo a las palabras de Benedicto XVI, su itinerario concreto.

¿Cuál es, entonces, la necesidad de estos encuentros? ¿Cuál es, pues, la aportación de las Religiones a la paz? En primer lugar, se trata de vivir y de transmitir con autenticidad y con el testimonio de la propia vida el primado de Dios, en medio de un mundo que reniega de Dios, que lo «eclipsa». En segundo lugar, las Religiones han de alejar de sus vivencias y expresiones de la fe cualquier espectro o sombra de violencia o uso de la fuerza en nombre de Dios.

Este rechazo absoluto y siempre de la violencia en nombre de la fe ha de conllevar al reconocimiento de los errores y hasta horrores pasados al respecto. Este ejercicio de purificación de la memoria, tantas veces realizado por Juan Pablo II y reiterado una vez más por Benedicto XVI ahora sin ir más lejos en Asís, no es solo una necesidad y un deber, sino también un elocuente testimonio que habla e interpela por sí mismo tanto a los cristianos –«la Cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es “Dios del amor y de la paz”»– como además de a los creyentes y a cualquier persona de buena voluntad.
«Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz» ha sido el lema de esta bienaventurada jornada de Asís. Los creyentes avalarán su compromiso por la paz y la justicia buscando la verdad, dentro de sus comunidades, en encuentros como estos y acompañados asimismo por no creyentes, como aconteció el pasado 27 de octubre. La búsqueda de la verdad es camino para la paz. Como lo son la oración, la penitencia, la reconciliación, la convivencia. Como lo son iniciativas como estas jornadas de Asís y sus reediciones y resonancias locales y particulares.

No hay comentarios: