En el CAPÍTULO CUARTO de la Enciclica de Benedicto XVI (CARITATIS ET VERITATIS), nos señala que «La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber».[105] En la actualidad, muchos pretenden pensar que no deben nada a nadie, si no es a sí mismos. Piensan que sólo son titulares de derechos y con frecuencia les cuesta madurar en su responsabilidad respecto al desarrollo integral propio y ajeno. Por ello, es importante urgir una nueva reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario"
Este comentario es de una actualidad que pone los pelos de punta: Leyes a favor del aborto, eugenesi, eutanasia,etc..
Y el Papa sigue dando en la diana de lo que el pensamiento pagano, tan parecido al romano de hace XXI siglo: Mientras, por un lado, se reivindican presuntos derechos, de carácter arbitrario y superfluo, con la pretensión de que las estructuras públicas los reconozcan y promuevan, por otro, hay derechos elementales y fundamentales que se ignoran y violan en gran parte de la humanidad[JP II]. Se aprecia con frecuencia una relación entre la reivindicación del derecho a lo superfluo, e incluso a la transgresión y al vicio, en las sociedades opulentas, y la carencia de comida, agua potable, instrucción básica o cuidados sanitarios elementales en ciertas regiones del mundo subdesarrollado y también en la periferia de las grandes ciudades".
Dicho de una forma menos diplomática: Mientras los progres y ricos (no todos, estos últimos), van en busca del placer a costa de la inmoralidad que cometen -por el hecho en sí y su perversión personal, los de clase media y pobre, luchan por el sustento diario. Sus batallas están en la línea de pagar la hipoteca, la comida, y esto si no han eido al "temible para".
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