sábado, 15 de marzo de 2008

Increible , pero cierto

Carlos Morín contrajo el sida en 1998, cirujano en sus quirófanos de abortos

Además del riesgo de contagiar a las mujeres, se le diagnosticó un cuadro "compatible con demencia incipiente".

Segun la Memoria 2006 de la Fundación Salud y Familia (una entidad pro-aborto que paga los abortos de muchas mujeres en Cataluña con dinero público), hasta un 22% de las mujeres que piden un aborto acuden “desorientadas y confusas”. Simplemente, ponen su confianza en el medico, en la clinica. En la profesionalidad y madurez de las “batas blancas”.

A ninguna de los miles de mujeres españolas y europeas que se tendieron en posicion ginecológica ante el doctor Carlos Morín les explicó este su secreto: Morín tiene el sida desde 1998.

Lo demuestran dos documentos del sumario del caso Morin-Ginemedex: un informe de noviembre de 1998, firmado por el colegiado 16411-B, donde se le diagnostica el virus VIH, y otro informe del 27 de noviembre de 2007, firmado por el colegiado 16.053, donde se repite que tiene “infección por VIH-1, estadio 3”

“Yo no soy ginecólogo, soy cirujano”, declaró ante la juez el empresario abortista. Cirujano, alguien que efectua actuaciones quirúrgicas. El virus se transmite por la sangre: un rasguño en contacto con una paciente y...

Segun el documento “El Médico y el Sida”, de la Organización Médica Colegial de España, “el profesional sanitario tiene el deber y la obligación de no poner en riesgo de contagio horizontal a sus pacientes, por lo que no deberá realizar practicas asistenciales que conlleven ese peligro, debiendo desempeñar su actividad en puestos de trabajo que no ofrezcan ese riesgo”.

Pero varios testigos han declarado en el sumario que Morín estaba presente en los abortos. ¿Que hacía exactamente este cirujano? ¿Cuántas mujeres puso en riesgo? ¿No tenían derecho a ser informadas de este riesgo, el de contagiarse de sida por parte del mismo médico en quien ponían su confianza?

La conselleria de Salud lo tenía registrado

Como señala el artículo de María José Franco en ABC, la jueza Elisabeth Castelló preguntó a la conselleria de Salud de la Generalitat acerca de la circunstancia de que ejerciese como cirujano una persona con sida. Salud responde el 27 de diciembre de 2007 que sus registros de casos de sida de 1987 son confidenciales, que son notificaciones voluntarias, que no recogen nombres y apellidos sino códigos alfanuméricos y que "comunicar la información solicitada [por la jueza] causaría un daño irreparable".

Cuando la jueza pregunta a la Conselleria de Salud (dirigida por Marina Geli) si Morín ha podido contagiar a alguna mujer ejerciendo su "profesión", la la conselleria responde que sus ficheros "no contemplan el estudio de contactos ni de contagios a otras personas a partir de pacientes infectados".

Para la conselleria, no tiene importancia saber si un cirujano tiene el virus del sida, "en la medida que todos han de usar de forma rutinaria las medidas de protección adecuadas para prevenir el contacto de la piel y mucosas con sangre y líquidos corporales de cualquier paciente".

¿Tomó Morín estas medidas? Según una denuncia "en el quirófano para embarazos muy avanzados realiza cesáreas que para ello utiliza bisturí además de extraer con sus propias manos el feto".

¿Aparecerán mujeres con sida, quizá sospechando que pudieran haberlo contraido de su contacto con el cirujano abortista?

Efectos psicológicos

Como tantos enfermos de sida, Morín vive enganchado a sus cocteles de fármacos que mantienen estable la enfermedad. Su tratamiento habitual incluye un comprimido diario de Epivir 300, dos de Zerit, dos de Ziagen, uno de Lopid 600, otro de Dianben, otro de Zyloric... así figura en un informe del Hospital de San Pablo de Barcelona de 2004, cuando ingresa porque tiene una “hemorragia cerebelosa en el hemisferio izquierdo” del cerebro.

El sida ha “tocado” ligeramente las capacidades cognitivas del “rey del aborto tardio”. Ya en 1998 el informe citado hablaba de su “enfermedad neurológica con cuadro compatible con demencia incipiente por VIH y polineuritis”. Los medicamentos lo mantienen bajo control.

A medida que aparecen nuevas revelaciones sobre las actividades de Carlos Morin, cirujano y empresario abortista, resuenan con nuevos ecos sus palabras airadas de 2006 cuando el reportero de la Television Danesa le preguntaba sobre la moral: “¡coja su moral y quédesela, que usted tiene la suya, yo la mía; no tengo nada que ver con la moral de usted!”

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