En la sección de la revista Nuestro Tiempo "Cuestiones" se hace una exposición muy interesante de la vida política.
Se eligen los gobiernos, no los pueblos. Esto no resulta tan claro, con frecuencia se gobierna lamentando tener enfrente un destinatario tan poco comprensible con la dificultad de la tarea.
Bertolt Brecht parodió esta circunstancia en la figura de un gobierno que, decepcionado, por el pueblo que le había tocado, en suerte, deliberaba sobre la posibilidad de disolverlo y elegir uno nuevo.
Una deformación actual de quien tiene el poder es pensar que debe cumplir su misión a pesar de la sociedad que tiene delante. Es decir, atacar la Iglesia, la familia, la vida.. Pues este es el pueblo que le ha tocado, en suerte, al actual gobierno.
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