Espasa.
Barcelona (2017).
656 págs.
24,90 € (papel) / 12,99 € (digital).
Con 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, sus autores proporcionan la primera explicación completa y rigurosa de uno de los procesos electorales más complejos, más determinantes y más controvertidos en la historia contemporánea de España. Hasta la fecha estos comicios solo habían sido objeto de aproximaciones historiográficas parciales y en buena medida provisionales.
Así pues, resulta oportuno preguntarse por las aportaciones más relevantes de esta obra. Para los autores fue inadecuado convocar unas elecciones generales a principios de 1936, cuando las consecuencias políticas y judiciales de la revolución de 1934 aún se hallaban muy lejos de haberse superado. En aquellas circunstancias las organizaciones obreras interpretaron las elecciones como una oportunidad que no había que desaprovechar para pasar factura a sus adversarios políticos de la derecha. A eso se sumó el error estratégico de Manuel Azaña y de otros dirigentes de la izquierda republicana, a toda costa decididos a converger con una extrema izquierda y con un PSOE dividido y radicalizado.
El desigual comportamiento político exhibido por la derecha católica y por los republicanos de izquierda es otro aspecto que resalta en este estudio. Pensando en conformar una mayoría de centro-derecha, en la derecha católica se priorizaron los pactos con los republicanos moderados. En claro contraste con esa orientación hacia posiciones templadas, la izquierda republicana acabó actuando siempre a remolque de unas organizaciones obreras muy radicalizadas. Otro aspecto que se destaca es el papel y la naturaleza de la intensa movilización que irrumpió en escena la noche del 16 de febrero, con un claro carácter político-reivindicativo, incluso de ajuste de cuentas. Las izquierdas no ocuparon las calles para celebrar una victoria electoral aún desconocida, sino para impulsar una campaña de agitación y de violencia que, al final, puso contra las cuerdas al gobierno de Portela, hasta hacerlo caer.
En una situación como esa, era muy difícil garantizar un escrutinio ordenado de los votos y celebrar, también con garantías, las elecciones allí donde hubieran de repetirse. De hecho, apuntan Álvarez Tardío y Villa, la impresionante oleada de violencia desatada de nuevo por las izquierdas entre la tarde del 19 y la mañana del 22 propició que el recuento de votos en determinadas provincias tuviera lugar en un ambiente intimidatorio y de coacción, lo que acabó derivando en un recuento adulterado que influyó decisivamente en el reparto final de escaños.
El fraude también llegó a afectar al proceso de convalidación de las actas de los diputados electos. En conjunto, según calculan los autores, algo más del 10% del total de los escaños en las nuevas Cortes, más de medio centenar, no fue fruto de una competencia electoral en libertad. Los autores concluyen que la actuación del Frente Popular en sus primeros días de gobierno mermó las posibilidades de consolidación del régimen republicano.