miércoles, 9 de marzo de 2016

Julio César. Veni, vidi, vici

Edición:2009
Autores:Lluís Prats Martínez


ROMA
Termas de Julio Léntulo.
Año 671 de la fundación de la ciudad (82 a. C.).
El atardecer caía plácido sobre las siete colinas de Roma.
La ciudad se extendía por sus laderas como una alfombra
de casitas señoriales, edificios sencillos y majestuosos palacios
de mármol blanco. Los romanos paseaban junto al
río Tíber y alrededor del área pública, donde había templos
y mercados, o de la plaza, llamada el Foro. El viento incómodo,
que dificultaba el trabajo de los bataneros y que
alegraba a los alfareros, cuyas cerámicas se secaban en la
calle, había amainado. La jornada en el Senado y en el
Foro de los bueyes, donde se vendían y compraban reses,
había terminado horas atrás.
Todos los vendedores del mercado ambulante recogían
sus telas, sus perfumes y sus pequeñas mesas, las metían en
carros y abandonaban las vías pobremente iluminadas y muy
inseguras durante la noche. Los esclavos encendían las antorchas
de resina en las calles principales. Los últimos recintos
que permanecían abiertos eran algunas tabernas del Foro
y las pocas termas públicas que se habían inaugurado en la...

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