Vino a mi oficina llorando...
Es una cristiana que trabaja desde muy dentro de la ONU...
y necesita nuestra ayuda...
12 de mayo de 2010
Estimado Amigo de Friday Fax:
Recuerdo a aquella mujer joven que vino entre lágrimas a mi oficina unos años atrás.
Es una empleada de la ONU, cristiana, que se sintió abrumada por la diabólica agenda promovida por sus colegas. Me dijo que no podía mostrarse como fiel creyente porque sería perseguida. Lloró y lloró.
Le recuerdo esta historia por una única razón. ¡Tenemos amigos que están en las entrañas de la ONU! ¡Allí hay levadura! La mayoría de ellos está escondido. No pueden exponerse. Son como Nicodemo, que solo podía acercarse a Jesús en la noche.
¡Pero están allí! Trabajan en la Secretaría de la ONU. Trabajan en UNICEF. Trabajan en la Organización Mundial de la Salud. En delegaciones de la ONU en el extranjero. ¡Algunos hasta están en el Fondo de Población! Lo sé, porque se acercan a mí y a mi equipo.
Imagínese trabajando en un ambiente en el que sería odiado y perseguido si sus colegas tan sólo supieran que usted adora, realmente adora, y sigue a Jesucristo. ¡Y que usted se opone a la agenda abortista!
Imagínese trabajando en un ambiente en el que sus colegas se afanan constantemente por debilitar la fe y los creyentes, por matar a los niños por nacer y redefinir la familia. Imagínese haciendo todo lo que sus propias limitaciones le permiten para detenerlos, pero obligado a hacerlo en secreto.
¡Esa es la realidad de cientos, y quizás de hasta miles, de nuestros hermanos y hermanas que trabajan dentro del sistema de la ONU!
Sé que esto es verdad, porque algunos de ellos se han acercado a mí y a mi equipo. Y uno de sus principales mensajes es éste:
Sean valientes. No dejen de hacer lo que hacen. Sigan haciendo brillar una luz resplandeciente sobre los radicales de la ONU que se están sirviendo de documentos y programas de las Naciones Unidas para promover el aborto y la agenda homosexual. No dejen de asistir a las reuniones e informar sobre lo que ven. El mundo debe saber lo que sucede aquí. Y, por sobre todo, sigan publicando Friday Fax. Algunas veces, es nuestro único consuelo. ¡Y exaspera a nuestros colegas!
Mientras usted lee esta carta, quisiera que pensara en los valientes hombres y mujeres que trabajan en la ONU desde el anonimato, rodeados de tendencias maléficas, y que hacen todo lo que pueden para combatirlas. Ellos cuentan con Friday Fax. Usted también, pero aun si nuestra única audiencia fuera esta buena gente, seguiríamos publicando sólo para ellos.
Producir Friday Fax es tremendamente oneroso. Dos personas deben trabajar a tiempo completo dos días a la semana para encargarse exclusivamente de la cobertura y la redacción. El solo hecho de enviarlo por mail nos cuesta miles de dólares por año (enviar un millón de correos electrónicos por mes es muy caro). Insume mucho dinero imprimir y enviar por correo común la versión que llega a 15 000 suscriptores.
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