La postura Obama-Clinton sobre
planificación familiar y aborto viola
el acuerdo de El Cairo.
Por Samantha Singson
(NUEVA YORK – C-FAM) La semana pasada, durante una audiencia del Comité de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, manifestó que ahora hay una nueva administración en ejercicio que tiene valores, creencias y una agenda mundial diferente. Esta ruptura con las políticas de Estado previas fue claramente ilustrada cuando admitió que la administración Obama considera que el término “derechos reproductivos” incluye el aborto.
En respuesta a una pregunta formulada por el congresista republicano por el Estado de Nueva Jersey, Christopher Smith, sobre si su definición de las frases “derechos reproductivos”, “servicios reproductivos” y derechos reproductivos” incluía el aborto, la Secretaria Clinton declaró: “Nosotros [la actual administración norteamericana] pensamos que la planificación familiar es una parte importante de la salud femenina, y que la salud reproductiva incluye el acceso al aborto que, considero, debe ser seguro, legal e inusual”.
La relación que Clinton establece entre la planificación familiar y el aborto no constituye simplemente una ruptura drástica con la administración anterior; es una clara violación del Programa de Acción de El Cairo, que fue negociado por el gobierno de su marido en 1994. El documento de El Cairo explícitamente establece en dos oportunidades que, bajo ningún concepto, el aborto debe ser “promovido como un método de planificación familiar”.
Las declaraciones de la Secretaria Clinton contrastan brutalmente con la anterior política de los Estados Unidos. En los últimos ocho años, la delegación de este país ante a la ONU hizo numerosas intervenciones en las que subrayó reiteradamente que no hay consenso internacional acerca del aborto. Hasta la semana anterior a la elección de Barack Obama, la delegación norteamericana manifestó que “la salud reproductiva y sexual no incluye el aborto, no respalda, avala ni promueve el aborto ni el uso de sustancias abortivas” y que “ninguna de estas referencias debe ser entendida como un respaldo, aval o promoción del aborto”.
Es común que en la ONU las naciones entablen debates acalorados acerca del término "salud reproductiva". Cuando se introdujo esa expresión en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo, en 1994, los Estados sólo acordaron que fuera incluida en el documento final no vinculante, entendiendo que no podía ser utilizada para crear ningún nuevo derecho al aborto. Más de trece países también hicieron explícitas reservas para asegurarse de que ninguno de los términos relacionados con la salud reproductiva se definiera de modo tal que incluyera el aborto.
Hasta el día de la fecha, no hay consenso internacional sobre el significado específico del término “salud reproductiva”, ni se ha definido si el aborto debería ser excluido de su definición.
Actualmente, el término “salud reproductiva” ocupa el centro del debate legislativo en algunos países como Filipinas y está incluido en una serie de declaraciones y propuestas de la Organización de los Estados Americanos, la Unión Africana y la ONU. Como la Constitución filipina ampara explícitamente la vida en gestación, el uso de dicho término en el contexto de la legislación nacional excluye claramente cualquier vinculación con el aborto.
Durante años, los grupos de presión a favor de la vida presentes en la ONU han instado a los países a que expidan declaraciones interpretativas enérgicas para proteger sus leyes del aborto.
Traducción: Luciana María Palazzo
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