Cuando la religión es condenada al arresto domiciliario los ciudadanos tienen que soportar el "laicismo".
El laicismo no surge como "generación espontánea". Hay un abuso de las autoridades o políticos cuando estigmatiza a los obispos. Estos pueden, y deben, cuando un gobierno es contrario a la Iglesia o abiertamente inmoral dar directrices. Así se ha constatado a través de la historia; en distintas épocas los obispos han rechazado las ideologías claramente amorales como el nazismo, nacionalismos, comunismo, la masonería,...
Actualmente hay un ataque sistemático a los obispos por la declaración hecha en días anteriores. Parece ser que han dado en el clavo pues la reacción insultante y descalificadora de los intolerantes es desproporcionada.
El desconocimiento histórico hace que haya declaraciones altisonantes que demuestran lo poco democráticos que son.
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